Técnicamente la ansiedad se le puede definir como “una emoción psicobiológica básica, un mecanismo defensivo que moviliza al organismo, lo mantiene alerta y dispuesto a intervenir frente a peligros o amenazas. Esta modificación del organismo posibilita que, de esta forma, no se produzcan o se minimicen sus consecuencias” (Cía, 2007 citado en Ceccon, 2020, p. 1). La padecen personas que tienen una excesiva y frecuente preocupación por situaciones de la vida cotidiana, el trabajo, la salud, el dinero, “se preocupan extremadamente o se sienten muy nerviosas con mayor frecuencia por estas y otras cosas, incluso cuando hay poca o ninguna razón para preocuparse” (National Institute of Mental Health, 2022). Quienes la padecen, de acuerdo a la NIMH (2022), suelen tener:
- Preocupación excesiva por situaciones cotidianas, por controlarlas y sentimientos de nerviosismo.
- Estar conscientes de su preocupación y dificultad para relajarse.
- Dificultades para concentrarse o para sorprenderse.
- Insomnio o agotamiento crónico.
- Síntomas corporales como dolores musculares, estomacales, molestias sin causa.
- Dificultad para comer, temblores, tics, sudoración, mareos, falta de aire.
Aunque la ansiedad es una experiencia hasta cierto punto normal, a causa de una nueva situación o ante algo desconocido. La ansiedad se vuelve patológica cuando aparace ante situaciones cotidianas o en momentos inesperados, en periodos largos y frecuente, entonces se vuelve incapacitante para el sujeto (Ceccon, 2020). Por lo que, hay que pensar más allá de todos estos síntomas y reflexionar ¿qué es eso que desencadena en una persona a estos episodios?
Podríamos pensar la ansiedad en algunas vertientes, una de ellas es en relación con el Otro. Es decir, si no hay una mediación simbólica que nos proteja del deseo del Otro, la ansiedad puede surgir como una forma de reaccionar ante algo que nos domina, nos somete o de dependencia. Pareciendo que no se tiene una opción ni libertad para elegir. Imaginemos el caso de los padres que mantienen altas o bajas expectativas sobre el hijo, protegiéndole constantemente de las amenazas del mundo exterior o facilitando cada esfuerzo para lograr lo deseado.
Otro aspecto a considerar es el encuentro con la falta, esa falta que no se tapa ni se llena con objetos, ni significaciones. Sin embargo, puede aparecer como algo de lo real. Es cuando surge el inconveniente, no hay significante que pueda cubrir o satisfacer la falta. En otros términos, podría ser el caso de una persona que siempre vivió conforme lo que el Otro deseaba (familia, cultura, sociedad, mercado) le dijo que pensar y creer, satisfaciendo toda necesidad o sin experimentar dificultades porque la tecnología y el consumismo hacían todo por esa persona. Dado que, nunca hubo lugar para hacer lo propio y cuestionar lo externo.
Por último, experimentar la propia incapacidad para hacer algo con la falta. Es decir, considerar que no se tiene lo necesario para expresar y conseguir lo deseado. Cuando hay que responder ante un trabajo, una actividad, la relación con el otro sexo, etc. La vida aparece como algo de lo imposible, como algo que nos demanda una acción, sin embargo, no hay recursos para que la persona formule una respuesta para ponerse en acción o tratar de lograr lo deseado. En este sentido, es la falta de la falta. Se queda ahí, estático, inmóvil, sin hacer algo al respecto, pues, no hay elemento significante que alcance a dar un sentido a la falta.
Entonces, ¿Qué se hace con la ansiedad?
Hay terapias como el TCC, practicar técnicas de respiración, de atención plena o enfocarse en actividades deportivas, culturales o de relajación, cada una de ellas funcionales para muchos. Hay quienes practican la filosofía estoica que, de forma breve, trata de enfocarse por aquello que sí está en nuestro control y “relajarse” ante aquello que no lo está.
Sin embargo, vendría bien hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Cuál creo que es el origen de mi ansiedad?
- ¿En qué circunstancias o ante quien surge?
- ¿Qué pienso de la misma?
Hacerse este tipo preguntas suele ser complicado de responder porque implica confrontarse con:
- La falta y experimentar esa incapacidad de simbolizar (no tener una respuesta)
- De la relación con el Otro (padre, madre, la vida, la cultura o sociedad)
- De cuestionar ese vacío que parece no llenarse con nada
- De creerse incapaz de expresar y de conseguir lo que se desea.
Referencias bibliográficas
National Institute of Mental (2022). Trastorno de ansiedad generalizada. Health,https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-de-ansiedad-generalizada-cuando-no-se-pueden-controlar-las-preocupaciones-new
Ceccon, J. (2020). Eso que llaman ansiedad… ¿es angustia? Aacademia. https://www.aacademica.org/julieta.ceccon/2.pdf
